4. EL RESULTADO. «Dio de beber al muchacho». Al aceptar la divina provisión, se salvó a sí misma y salvó a su hijo. «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa» (Hch. 16:31). El que había de ser padre de los creyentes también había de ser padre de todas las pruebas de la fe. I. Vemos las obras de una gran fe en las acciones de Abraham. 1. No razonó; no consultó a nadie. 2. No vaciló bajo el peso abrumador de semejante demanda. 3. Fue pronto;
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